Deja que me quede con mis sueños, con mis letras, con mis risas y sonrisas. Deja que escoja yo si quiero flores o no, si acepto que me sigas, que me mires, que me cantes al oído. Deja que persiga las nubes que presagian tormenta, que me caiga de bruces en el camino, que me compre libros baratos.
Deja que sea yo la que te pida que me digas que me quieres

Dejarse llevar, suena demasiado bien.



Se llevan las niñas sin cerebro y las barbies cuya mayor preocupación es haberse roto una uña. Estan de moda las que miden su popularidad en polvos por noche desde los 12 años y las que aumentan 10 centímetros su altura con un peinado a lo amy winehouse, las que cuentan con orgullo su coma etílico a causa del licor de melocotón y las que no brillan más que por su pirsing en el labio de arriba. Definitivamente, yo no estoy de moda.
Y tengo muy claro que quienes babean por ellas hace tiempo que dejaron de interesarme